En la busqueda de una historia pasada, se ha de comenzar por identificar nuestra identidad. Es ahí donde corresponde dejar hablar a nuestros antepasados.
En la tradicción hispánica nos identificamos por los apellidos paternos y maternos ordenándolos intercaladamente. De esta manera una persona tiene tantos apellidos como corresponden a los de sus antepasados, aunque de manera genérica el registro sólo permite dos apellidos.
En el origen de los apellidos hispánicos la mayoría, según el origen, se pueden dividir en:
Apellidos patronímicos: muy difundidos y son aquellos que han sido originados por un nombre propio.
Apellidos toponímicos: son los más difundidos en el mundo hispano. Derivan del nombre del lugar donde vivía, procedía o poseía tierras la persona o familia asociados al apellido.
Apellidos derivados de oficios: derivan del oficio o profesión que ejercía la persona o familia asociada al apellido.
Apellidos descriptivos: derivan de una descripción o algún apodo de la persona o familia asociada al apellido.
Apellidos castellanizados: aquéllos que no tienen un origen hispano, pero que con la influencia del castellano fueron transformándose con una grafía o gramaticalmente a lo más parecido en la fonética española.
Mis apellidos:
Abuelo paterno: Bolívar, Oria, Riva, Teja.
Abuela paterna: Conde, Serna, Bolívar, Bolívar.
Abuelo materno: Puente, Perojo, Obregón, Liaño.
Abuela materna: Vidal, Cano, Vidales, Madrazo.