jueves, 31 de octubre de 2013

La Bruja de Pámanes

En una noche como la de hoy, 31 de octubre, noche de brujas y difuntos, viene a mi cabeza una historia de tiempos pasados, tiempos de cambios a una nueva época más moderna, pero en la que aún perduraba en algunos lugares la creencia en el demonio y su influencia en la vida cotidiana. 
Esta es la historia de la Bruja de Pámanes.

Nos remontamos a mediados del siglo XVIII, a una localidad rural del norte de España, en la que alimentada por creencias de la lucha entre el bien y el mal, entre Dios y el demonio, comienzan a surgir voces acusatorias.

Es el año 1733 cuando vecinos del pueblo de Pámanes comienzan a acusar de bruja a una de sus vecinas, aunque muchos de los vecinos que la acusaron previamente habían afirmado que se trataba de una buena vecina y buena cristiana. Esta vecina se llamaba María de la Herrán.


Todo comenzó cuando se fue extendiendo el rumor, por la pequeña aldea, que se había visto desnuda a María a primera hora de la mañana dentro de la capilla de la Casa Palacio de los Condes de Torre-Hermosa y que al ser preguntada sobre lo que allí hacía contestó, que estaba allí por influencia del demonio y sus pecados.


Casa Palacio de los Condes de Torre-Hermosa (Palacio de Elsedo) PÁMANES

Estos son algunos de los testimonios y acusaciones que se realizaron

La criada de Don Agustín de Hermosa y Revilla, dijo que yendo a tocar las campanas de la capilla, había encontrado dentro de dicha capilla una mujer desnuda en carnes.

Francisca Antonia de la Herrán (sobrina de la acusada), expresó palabras en boca de un pariente: “Cuando fueres a casa de Doña María de la Herrán no tomes comas ni bebas cosa que te de, que es una bruja y te matará”.

Antonia de la Lastra, dijo sobre el origen del mal de Antonia Liaño, (acusada de poseída). “Era una mujer que había mucho antes que tuviese principio este pleito que se desmayaba maleficiada” Pudiendo ser tal la causa inmediata de la acusación de Antonia de Liaño contra María de la Herrán, a la que pudo culpar de su mal. (Pudiendo ser uno de los motivos principales que produjeron las tendencias brujo-maníacas que prendieron entre los vecinos de Pámanes).

Los principales acusadores de María de la Herrán eran sus parientes cercanos Antonio de Liaño, María de Liaño, Antonia de Liaño y María de la Lomba Liaño tíos, prima y sobrina, respectivamente. Siendo ellos los que comenzaron las murmuraciones que señalaban a María como bruja.

Era posible que estas acusaciones se debiesen a fricciones familiares. Pues María de la Herrán estaba casada en segundas nupcias con su propio primo, Carlos de Villaelrriego, a la vez familiar cercano de los principales acusadores de María de la Herrán. Este casamiento entre primos pudo no ser muy bien aceptado por parte de esta otra rama familiar compuesta por los Liaño, e incluso pudo suscitar conflicto en la propia familia de Villaelrriego, pues la hermana de Carlos de Villaelrriego, María de Villaelrriego, es también acusada de difamar a María de la Herrán. Pudiendo intervenir intereses económicos.

El mayor protagonismo podría ser el de la envidia, pues la principal afectada por este rumor es María de la Herrán, pero también lo es de las difamaciones que intentan involucrar a la acomodada y señalada familia de los Hermosa y Revilla, reconocible en la pequeña comunidad por su solar, torre y capilla. El hecho de suponer haber encontrado a María de la Herrán en la capilla propiedad de Don Agustín de Hermosa y Revilla, y que sea esta la persona que interroga a la injuriada, no son detalles anecdóticos.

Más declaraciones

Juan Baldezilla, dijo "Que en la capilla los criados de Don Agustín de Hermosa y Revilla habían recogido dentro de dicha capilla una mujer…, que era María de la Herrán y que Don Agustín había ofrecido gastar 50 doblones para que la castigasen en la Inquisición....”
Pero el propio Don Agustín, como sus familiares y sirvientes, negó tajantemente todo lo referente a los sucesos contenidos en el rumor.

Don Agustín de Hermosa, dijo que no había oído sobre la noticia hasta 8 días antes que Pedro de la Herrán y Carlos de Villaelrriego le preguntaran si sabía la verdad. Preguntó en su casa a su familia y criados, que decían que no sabían tal novedad de ella.

Detalle de la Casa Palacio de Torre- Hermosa  (Palacio de Elsedo)
¿Cuáles fueron las causas para implicar a la familia de los Hermosa y  Revilla y más concretamente a Don Agustín? ¿Qué tipo de vinculaciones unía a María de la Herrán y a esta familia como para presentarlas enfrentadas?

Una explicación pudiera ser, que siendo María de la Herrán una mujer casada, cuyo esposo pasaba largas temporadas fuera del domicilio y cuya reputación social no era todo lo buena y deseable pues es injuriada de bruja, cabe plantear la posibilidad de que ese rumor y esa difamación de brujería llevase un mensaje oculto, que quisiera denunciar una posible situación de adulterio entre María de la Herrán y Don Agustín.

Otra explicación posible es que existiera un conflicto entre la familia Hermosa y la familia de María de la Herrán. En declaraciones de Antonia de la Lastra puede intuirse algún tipo de rivalidad entre ambas familias, que se situaban como las más poderosas de la comunidad.

Al margen de los afectados, la difusión del rumor que señalaba a las dos familias, cabe la posibilidad que tenga un significado siendo los vecinos de Pámanes los que demostraron un mayor repertorio de posibilidades de actuación frente a la brujería, por cuenta propia o recurriendo a otros poderes sociales.

Teniendo en cuenta que el caso provenía de un proceso de injurias, se encuentra la fuerza del rumor como denuncia. Los vecinos difunden la acusación no sólo por Pámanes, también por otras localidades cercanas.

Se llega a plantear la posibilidad de matar a María de la Herrán con un bebedizo como así lo declara Antonia de la Lastra, que "había dicho Antonio de Liaño que con las truchas que el hijo de María de la Herrán, Don Joseph de la Sierra, había traído aquellos días del lugar de Miera, sería bueno darle una bebida a la dicha María de la Herrán con que la matar”. Afortunadamente para María, nadie llevó a cabo semejante propósito.

Como recurso más eficaz se podía acudir al Tribunal de la Inquisición, para que éste tomara las medidas oportunas contra la bruja. En opinión de algunos vecinos, sólo la Inquisición podría resolver el problema.

Así declara Fernando de Pontones, que María de la Herrán haciendo pesquisa de donde habían salido tales voces, le preguntó a María de la Lomba que quien le había dicho que era ella la que en dicha capilla había parecido y le respondió María de la Lomba, "no ande preguntando, váyase a la fuente clara, que allí sabrá si lo es o no"; dándola a entender que fuese al Tribunal de Logroño.

Debido a la fecha tardía del proceso (1735) y al freno del impulso persecutorio de periodos anteriores, todos estos medios institucionales de protección respecto a las supuestas malas artes de la bruja quedaron deshabilitados. La Inquisición de Logroño, a la que se hizo llegar el asunto, no intervino. La defensa de María de la Herrán se impuso sobre las murmuraciones y supersticiones populares. Se imponía la lógica de tiempos distintos a los de las acusaciones y caza de brujas.

Cuando ya se había extinguido en Europa el tiempo de la gran caza de brujas, en la comunidad campesina de Pámanes, fruto de múltiples e históricos contagios culturales nos acerca la idea de la bruja como elemento que produce tensiones en la comunidad. Aunque quien sabe, si la verdadera actuación demoníaca era fruto de la conducta y las acciones de María de la Herrán, o por el contrario, eran los perjuicios y fantasías de los vecinos, que etiquetaban a esa mujer como bruja y la convertían en víctima de la murmuración de los verdaderos demonios de Pámanes, demonios que crearon el infierno particular de su vecina.

Fuente: Demonios, vecinos y cultura popular en el siglo XVIII: LAS BRUJAS DE PÁMANES.- Leticia Agúndez San Miguel